sábado, 9 de junio de 2012

Moñita

A Paula le habría gustado que aquellos últimos quince días hubieran transcurrido con la misma celeridad con la que subía aquellos quince escalones. Pero le había vencido la misma impaciencia y el mismo pálpito de las vísperas de Reyes. Y mientras la Moñita subía al desván y le habría el camino, ella recordaba la precisión con la que había seguido aquel camino durante diez años, desde que había sido predestinada a nacer el mismo día que su bisabuela, pero con ochenta años de diferencia.