lunes, 19 de marzo de 2012

Un lugar en la Historia

No sé quién fue el que dijo que la Historia era una cuestión demasiado seria para dejársela a los historiadores. La Historia es vanidosa, se alimenta de amor propio, y cuando alcahueteamos en ella siempre pasamos de largo sus páginas más incómodas, como cuando hojeamos el álbum de nuestra adolescencia. A nadie le agrada airear ni al cierzo ni al bochorno los deslices de su juventud descerebrada. Pero hay que aprender de los errores del pasado y para ello no nos queda otro remedio que rememorarlos. La Historia no está escrita por los vencedores, como nos insinuaron y quisieron hacer ver, sino por una élite de figuras egregias que se han repartido el pastel con todas sus puntillas de merengue, mientras al vulgo no le quedaba otra que conformarse con las raspas. En la Historia siempre ha habido unos perjudicados, las víctimas, y si de verdad queremos hacer memoria histórica, comencemos, pues, por ellos. Que sean ellos los que reescriban la Historia.